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En la época en la que comencé a escribir esta entrevista, creo que todavía no había estallado la pandemia, después nos quedamos todos en stand by, pero quisiera retomar el disco de “The End of the Beautiful Things” que además agradezco mucho la copia que me enviaste. Es un disco bastante profundo, melancólico quizás, y creo recordar que comentaste algo de que tenía que ver con algunos cambios personales en tu vida.

Con “The End” quise abrir una puerta. Llevaba años que no editaba nada en físico y lo último había sido un doble CD que recopilaba mis bandas sonoras para las películas de Jess Franco editado en el 2016. Desde ese año al 2020, cuando publiqué “The End of Beautiful Things” pasaron muchas cosas a muchos niveles. Desde desengaños con la industria, amigos que pierdes, otros que aparecen en tu vida y se quedan, nada nuevo, pero son caminos que se van forjando y sin darte cuenta has cambiado, eres otro. Una exposición audiovisual en Lanzarote fue la semilla que engendró este trabajo. Tenía que componer varios temas para una expo que trataría de los mundos oscuros, en la moda, en el arte en general, se me ocurrió el título de esta forma, ademas esa música iba a ser interpretada en directo en una serie de conciertos en Tenerife y Gran Canaria pero, el proyecto se torció y me quedé con la música compuesta y con una gran desilusión. Ese mismo año, viajé a Colonia y a Düsseldorf y fue revelador. Todos los temas del álbum, quitando el que lleva el título genérico, fueron inspirados por este viaje, una experiencia de maduración y crecimiento personal, por ello siempre he comentado que no se trata de un disco pesimista, oscuro, quizás, pero en ningún caso negativo. Se trata de una certeza, de un quitarte la venda de los ojos, reconocer que esto de la vida va en serio, dejémonos de tonterías y vivamos la vida, la de verdad, la que no es “beautiful” todo el tiempo como algunas redes sociales nos hacen creer. De ahí el concepto principal del álbum,

Lo gracioso o curioso es que, dos meses después de la edición del álbum estalló la pandemia y todo el mundo ha estado diciéndome que si se trataba de un álbum visionario y todo eso… esa es la gran anécdota de “The End of Beautiful Things”.

 

 

Te conocí en el microfestival Buganvilla, y allí hacías una mezcla de música más “tecno” (por llamarlo de alguna manera) mezclado con noise/experimental, ¿sigues guardando esa relación o ya estás abducido completamente por la experimentación?. ¿Crees que hay alguna delgada línea entre los dos mundos y como se cruza(o la cruzaste) si es que existe?

Siempre en mis directos he querido mostrar todas las caras de mi música, yo me muestro tal como soy, de hecho sobre un escenario soy yo al 100%, con lo bueno y con lo malo de mi persona, experimento una plenitud espiritual y una paz interior que no consigo en ninguna otra situación, es por ello que cuando pienso en que voy a tocar siempre quiero que haya un balance equilibrado de lo que soy, del experimentador, del sintesista, del investigador sonoro y como no, del rompepistas que siempre quise ser de adolescente, es por ello que salvo contadas ocasiones, encuentres en mis bolos una parte mas experimental y otra más “bailable”.

Para mí la linea que separa la experimentación del dance, no existe, son puntos de vista diferentes de trabajar con la electrónica y todas ellas las admiro y las intento practicar porque todas me aportan muchísimo y creo que seguiré en esa linea.

 

Durante la pandemia hubo un proyecto en streaming llamado Aislados Conectados, en el que los ponentes hablaban de lo que hacían. Recuerdo que hiciste una de esas ponencias y comentaste que querías hablar de tu paso de la música más tradicional a la experimental y la crítica que tenías hacia “lo tradicional o convencionalpero supongo que por falta de tiempo no se dio y siempre me quede con la intriga de saber que querías decir.

Es bastante sencillo, mi formación musical fue complicada, al contrario que otros músicos, a mi, mi familia no me apoyó en mis delirios creativos, crecí en una familia con miras de futuro muy convencionales y yo, por suerte o desgracia, nunca comulgué con lo “políticamente correcto” y luchaba por que no mataran mis ilusiones de hacer música.

Durante años hice cosas muy tradicionales, estudié piano (poco y por mi cuenta) y tocaba muchas versiones de temas de Jarre o Vangelis, que era lo mas audible que la electrónica nos permitía en aquellos primeros años...pero todo eso empezó a quedarse muy corto para mi y comencé nuevas investigaciones que me llevaron al krautrock alemán, al serialismo y a la musica contemporánea mas radical desde Cage, Stockhausen, Glass, Reich, Ligeti... y no contento con eso también empecé a dar mis pinitos con el circuit bending y la creación de osciladores y generadores de ruido de fabricación propia… todo esto para encontrar por fin un sonido que se convirtiera en mi verdadero lenguaje musical, y aunque siempre estamos en esa búsqueda, creo que mi camino ya está bastante construido en este momento… De ahí ese “salto”, además, se nota, mis dos primeros discos son tecno y una mezcla de New Age con piano clásico, algo que paulatinamente ha ido metamorfoseándose en la experimentación extrema de álbumes como “Parallel Distraction” (2015) o “Ghost in the Machine” (2017).

 

Se ve que te gusta darle vida a la muñecas y crear tus propios instrumentos, usar muelles, o crear tus circuitos. Me gustaría saber como te introduces en el Circuit Bending y usar estos elementos y que te aporta que no tenga un ordenador o un sintentizador, aunque he visto que a veces incorporas alguna caja de ritmo.

Una cosa es verdad, si un “cacharro” hace ruido, o música, o gime o grita, para mí es un potencial instrumento musical, solo hay que sacarle las tripas y modificarlo, si es posible, para ponerlo bajo tus órdenes.

En realidad la introducción en el maravilloso mundo del circuit bending comenzó en esa búsqueda de un sonido propio, una vez superada toda mi etapa de investigación en la síntesis de sonido a través de teclados sintetizadores analógicos y digitales, quise, influido por las lecturas de Cage y Morton Feldman, acercarme a la verdadera esencia del sonido, del ruido, del caos y del posterior orden...o supuesto orden. Estudié con ganas toda esa etapa musical de investigación que llevaron a cabo estos grandes creadores en los años 50 y 60 y di por casualidad con la modificación de juguetes de bajo voltaje, el circuit bending de Reed Ghazala, y simplemente empecé a buscar juguetes que adaptar a mi pequeño set de electrónica experimental. Al principio no fue fácil pero gracias a internet fui contactando con gurús de la electrónica y me fui entrenando con el “ensayo y error” y poco a poco fui consiguiendo cosas, sonidos que ya solo eran míos, y eso, combinado con mis conocimientos de las máquinas del tecno, cajas de ritmo, groveboxes, teclados y sintes me fui haciendo con una pequeña orquesta que hoy día se ha cuadriplicado...

Lo importante es saber que la música realmente está dentro de ti, los instrumentos solo son interpretes para lo que tu mente genera...y si, seguiré usando desde teclados de juguete, a muñecas lloronas y sintes de nueva generación, junto con instrumentos electroacusticos de creación propia, cuantos más mejor.


Personalmente me encanta cuando se trabaja con cinta, sea de cassette o con magnetófono, pero tu que ya has hecho cosas con el multipistas ¿qué cualidad ves que le da este método o técnica a la música, o es más una manera de hacer las cosas un poco más romántica?. Una curiosidad que tengo, ¿sacar la cinta por fuera es para desgastar la banda y conseguir algún sonido en concreto?.

El multipistas analógico, mejor dicho el 4 pistas de cassete, lo empecé a usar porque da una textura de sonido inigualable. Es cierto que lo que hago con las grabadoras de cassette se puede hacer mas y mejor con los modernos “Loopers” que ademas pueden grabar decenas de pistas y son un sonido impecable, pero ahí radica la diferencia, la cinta es magnética y se degrada, en cada vuelta en cada reproducción va desgastándose y nunca suena igual, esa “descomposición” del sonido es lo que busco, esa destrucción sonora es la que quiero captar y reproducir y es la que consigue ese sonido tan cálido e hipnótico que escuchamos en, por ejemplo, “Ataraxia” en “The End of the Beautiful Things” . Se trata de un loop de piano hecho en 4 pistas que a lo largo de los 12 minutos que dura el tema voy intercambiando y procesando a través de un delay modificado y junto con la natural destruccion del sonido consigue llevarnos mas allá de la mente en un viaje totalmente renovador y aterrenal.

Lo de sacar la cinta es para conseguir loops de mayor duración. Hasta ahora lo máximo que he conseguido es un loop de 40 segundos y te puedo asegurar que es complejísimo montar la cinta para que aguante y siga girando, pero ahí también radica el encanto de todo esto.

 

He visto tu incursión en el glitch y recuerdo un aparato que hiciste que controlaba la imagen del televisor, háblame de tu lado visual, qué te conecta a él, y si tienes algún objetivo concreto, etc.

Bueno, eso siempre ha sido una asignatura pendiente en mi trayectoria musical. Para mí la música que hago es muy evocadora, muy visual realmente, y siempre he intentado acompañar mis actuaciones con imágenes digamos, abstractas e inspiradoras, algo así como si estuvieras teniendo un “viaje lisérgico”. Pero bueno, lo que me preguntas viene por mi labor incansable de buscar alternativas visuales que pueda controlar al tiempo que la música. Sé que hay muchos programas de ordenador que generan este tipo de imágenes, pero un día me prometí no llevar mientras pudiera nada de software a mis conciertos. Por todo esto tengo a medio desarrollar, una máquina que produce “errores” controlados en las imágenes proyectadas, todo a través de un aparato diseñado por mi para este cometido. Como te digo aun está en proceso y la verdad no se si llegaré a llevarlo a los directos, tengo aun que investigar mucho para poder estar tranquilo al tocar y controlar tanto la música como la imagen...estamos en ello.


¿Tienes algún terreno en el que te gustaría meterte que aún no has dado el paso?

La verdad es que no, creo que a lo largo de estos años he hecho un poco lo que he querido, he compuesto desde tangos a boleros, pasando por tecno y bandas sonoras de toda índole...lo que no haré nunca es reggaeton, eso tenlo por seguro, jajajaja.

Entrando un poco en el panorama canario, tengo la impresión de que el gremio de la experimentación y la improvisación libre en las islas está disperso y es tan individualista que termina echándose tierra sobre si mismo, ¿son cosas mías?¿no crees que apenas sobrevive y que podrían darse situaciones más interesantes y enriquecedoras si hubiera más conexión?, ¿cómo ves la situación actual?.

De hecho has tocado un punto caliente en este sector musical. Si, es verdad, está no solo disperso, sino sin posibilidades de reunión, es una pena pero es así. No se cual es el motivo pero siempre hay como una barrera absurda entre algunos de los músicos que más se ven en la escena underground de la impro libre o la experimentación.

Yo por mi parte, no tengo problema, me llevo bien con todo el mundo y siempre estoy dispuesto a una colaboración.


¿Tienes algo pensando para el futuro a nivel m
usical/visual o simplemente dejas que todo fluya solo?

Suelo dejar que todo fluya. No me gusta agobiarme, de hecho en épocas pasadas hubo momentos de mucha presión y no quiero volver a estar en esa tesitura, ahora mismo estoy colaborando con mi tocayo David Paredes, en un proyecto que posiblemente presentaremos en breve en directo, pero hasta aquí puedo leer, desde que haya noticias golosas serás el primero en saberlo.

 

La última pregunta suele ser la autopregunta free, la no pregunta, o un momento para soltar lo que quieras.

Disfruten de la música, sea cual sea y, si tienen posibilidades, hagan música, ruido, lo que sea, pero es necesario hacer algo creativo. Es el alimento del alma.

 

Gracias por esta entrevista Yeray. Un fuerte abrazo.