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Door of no return. ¿Qué hay detrás de estas puertas?

Bueno, como sabes, en países de África como Senegal o Ghana existen las “puertas del no retorno” en edificaciones donde los esclavos y esclavas cautivos eran enviados a la esclavitud en América. Este ha sido un tema que siempre me ha atrapado y de alguna manera u otra siempre me he visto envuelto en proyectos y situaciones vitales donde esta realidad ha actuado para mi como inspiración o impulso. Mi fuerte conexión con todo el universo afroamericano tiene que ver mucho con estas puertas. Desde que empecé a tocar el contrabajo, después de casi 20 años de carrera con el bajo eléctrico, mi sueño era tocar solo, con un proyecto que tuviera que ver totalmente con mi visión de la música, el arte, la sociedad, la cultura y el ser humano. La verdad es que no me costó mucho encontrar el hilo conductor para este proyecto. Enseguida conecté con estas puertas y me parecieron perfectas para expresar mi música desde algo con lo que me enraizó profundamente. Detrás de las puertas, por lo tanto, hay situaciones de dolor y sufrimiento, dudas, ansias de libertad, limitaciones, búsquedas, semillas, frutos, muertes, vidas...

¿Qué te inspira y como desarrollas el lenguaje y las técnicas que escuchamos en el disco?.

Bueno, la inspiración básica y profunda está en la pregunta anterior. En cuanto al lenguaje y las técnicas decirte que siempre me he sentido un híbrido en cuanto a mi música y a mi acercamiento al contrabajo. Por un lado mi background proviene del jazz, y desde ahí he ido expandiendo mis intereses hacia otros espacios musicales tales como la improvisación libre, la música clásica contemporánea, etc. Como la palabra jazz puede ser confusa, quizá prefiero música afroamericana, he de decir que me arraigo en su tradición pero de una forma dinámica, libre y creativa. Es lo que me han transmitido mis maestros. Buscar tu propia voz de una manera libre y creativa. Desde ahí me encuentro no con los estilos sino con las personas, los músicos, los contrabajistas. En este sentido adoro toda la tradición del contrabajo en el jazz pero mi encuentro más decisivo se produce con contrabajistas como Mark Dresser, también William Parker, Charlie Haden, Jimmy Garrison, Wilbur Ware… Desde otra perspectiva y del mundo clásico contemporáneo mi gran fuente es Stefano Scodanibbio y otros como Fernando Grillo. En cuanto al mundo de la libre improvisación he bebido y sigo bebiendo de contrabajistas como Barre Phillips, Peter Kowald, Joölle Léandre, Bruno Chevillon, entre otros. Hay muchos más pero básicamente es esto. Todas las técnicas que utilizo en el disco tienen su origen y beben de aquí. Mi idea es: el contrabajo como posibilidad sonora no restrictiva ni encorsetada.

En apariencia eres muy tranquilo, pero se que hay un guerrero con mucho carácter y personalidad, ¿crees que eso refleja en Doors of no return e influye en tu resultado final, o te das de otra manera al abordar un proyecto como este?.

Bueno, cada uno/a tiene su manera de entregarse a la música, la mía es completamente personal y total desde el punto de vista de que no separo mi dimensión intelectual, afectiva y práctica, además de mi personalidad y mi visión del mundo, de mi manera de tocar, de proponer y de expresarme a través de la música. Siempre he sentido que no debía ser neutro frente a la realidad humana, social, política…que me ha tocado vivir. Trato de hacerlo pegado al tiempo actual, al ahora y desde ahí proponer e implicarme de manera comprometida. Desde ahí es verdad que entiendo todo como una lucha, que no tiene por que ser un concepto negativo o violento. Luchar es decantarse, no mirar para otro lado, exponerse, ofrecerse. Solo y junto a otros. “Door of no return” es eso. Ahí estoy yo y quiero que mi música lo refleje o por lo menos lo proponga. Lo de tranquilo es solo en apariencia, ja.

Te veo completamente fiel al contrabajo, ¿como te sientes trabajando con músicos electrónicos y qué te aporta ese terreno?, ¿echas algo de menos en ese campo para tu propia expresión?

Pues la verdad es que me siento muy cómodo. Me interesa mucho esa interacción y desarrollo de procesos musicales entre músicos electrónicos y acústicos. Aprendo mucho de ellos y son una fuente de estudio de materiales, desarrollo de capas, dinámicas. De alguna manera creo que la electrónica aporta una dimensionalidad a la música que me interesa mucho desarrollar en el contrabajo. En muchos casos, en mis conciertos solo o con otros músicos me gusta pensar y tocar como si yo fuera un músico electrónico. 

¿En solitario o en grupo y por qué?.

Las dos. Cada situación tiene su gracia. Tocar en grupo o con una banda permite ese grado de complicidad, comunicación y expresión que es único si todo funciona musicalmente bien y todos/as entienden esas claves de escucha, dinámicas o balance, claves para mi en esta situación de colectividad. Tocar solo, por otro lado, implica otro tipo de proceso comunicativo y de desarrollo. Aquí no se dividen o comparten responsabilidades. Tu eres el foco y el centro de irradiación de todo el proceso musical y creativo. He de decir que me encanta explorar todos los formatos posibles. Dúos, tríos, cuartetos…y quizá me sienta más cómodo aquí que en grandes formaciones.

¿Jazz, impro libre?,¿Cuán libre es la improvisación y cuanto de improvisación hay en la improvisación?

Creo que siempre hay grados e intenciones. La impro. total o la libertad total son utopías y metas a alcanzar dependiendo del grado de compromiso y focalización de cada artista. Más bien las dos palabras, contienen un significado muy profundo y son objeto de participación relativa y no absoluta. Obviamente, el grado de participación depende del trabajo de cada músico, de cuantas barreras vas superando que permitan un grado de fluidez en el lenguaje o proceso que desarrollas. Depende de tu actitud y profundidad auditiva y de escucha, depende del grado de superación técnica y de comunión con tu instrumento. También depende de quien tengas al lado y del grado de escucha, entendimiento, complicidad, confianza que puedan desarrollar. Creo que es una cuestión de factores a tener en cuenta y como en todo el grado de responsabilidad que estés dispuesto a compartir y hasta donde quieras llegar lejos de tu “sofá vital”. La IMPROVISACIÓN y la LIBERTAD no están nunca lo suficientemente cerca…siempre están detrás de aquella curva o más allá de aquella montaña.

Educación musical y divulgación, ¿cual es tu implicación y tu pensamiento sobre el sistema actual?

Creo que estamos en una época que nos obliga a reflexionar y repensar nuestros sistemas de educación y divulgación musical. Lo que está claro es que no vale seguir como si nada hubiera pasado o cambiado desde el S. XIX hasta hoy. Esas cuestiones o repuestas de músicos y profesores de…¡es qué la gente hoy! ¡es que en mi época! Creo que se deben a un despiste generalizado y a una falta de autocrítica y capacidad de revisión personal  o grupal importante. En el S. XXI pretendemos que los/as niños, jóvenes o adultos, se acerquen o interesen por la música de la misma manera que se hacía hace cien años. Como si nada hubiera cambiado, como si la sociedad y el mundo no hubieran caminado hacia ningún sitio diferente, que requiere respuestas diferentes a preguntas diferentes. La música es una realidad humana, una necesidad de expresión profunda y esencial del ser humano que en cada época ha encontrado y desarrollado sus vías de conocimiento, evolución, expresión, transmisión…Mi experiencia personal viene de la búsqueda y encuentro con personas que tienen una capacidad de maestría más que contrastada. Siempre he tendido más a la experiencia Maestro-Discípulo que a la de Profesor-Alumno. Y esto es lo que trato de promover en mis clases y en mi experiencia educativa, contando con mis limitaciones claro. Creo que las escuelas-conservatorios como espacios de aprendizaje tienen sus aspectos positivos en cuanto a la sistematización de los itinerarios de aprendizaje y de contenidos, pero esto se convierte en muchas ocasiones en algo rígido y da valor a los aspectos de reconocimiento social, “titulitis”, aunque sea a costa de crear clones que repiten  y repiten esquemas y personalidades musicales siempre afines y poco originales. En cuanto a la educación pienso que es una cuestión formativa pero sobre todo vocacional. Que tengas un título te habilita para dar clase, no para ser profesor que es algo más profundo… y mucho menos maestro/a…que es absolutamente más profundo. No transmitimos sólo unos conocimientos, también una experiencia (personal, musical y artística)…una vida y una posibilidad de hacernos más grandes y profundos como personas a través de la música.

¿Tienes algún camino musical concreto, o te permites que fluya hacia no sabes donde?.

Tengo unos proyectos y unos sueños que trato de ir alcanzando cada día. Pero también día a día estoy abierto a que esto fluya y se abra a nuevos caminos. Soy muy curioso y ese “no se sabe donde” también me motiva y me “pone”. Es lo que tiene ser un híbrido. Lo que muchas veces ha sido signo de contradicción en mi vida musical: ¿Músico de jazz o improvisador libre? Finalmente se ha convertido en: Carlos Costa, el explorador. Soy quien soy, toco cómo y lo qué toco y eso es posible por mis proyectos soñados y por “fluir hacia no se sabe donde?

Pregunta Libre, respuesta libre… ¿Qué tienes entre manos?

Pues la preparación de mi segundo disco solo “Door of no Return” que recogerá composiciones e improvisaciones. En relación a esto mi viaje a Senegal para encontrarme con la “puerta del no retorno”. Hay también nuevos y bonitos proyectos (algún trío, algún dúo…) que están siendo plantados y poco a poco espero que germinen y den sus frutos, espero que pronto tengan más noticias. Por lo demás, profundizando en mi proyecto “Speaking Rhythm”, mi taller “Arritmia” y mis clases en la Escuela de La Laguna donde están pasando algunas cosas muy interesantes en el departamento moderno.


Muchas gracias Yeray por esta interesante entrevista.

 

Pueden visitar la web de Carlos Costa en https://carloscostamusic.com